2 de febrero de 2016

Conciliación real

     Lo de la presencia de una nueva Diputada en el Congreso con su hijo nos pilla ya a todos un poco lejos, pero esta semana, por mis circunstancias personales, he vuelto a acordarme del tema, y me ha hecho más o menos la misma gracia, es decir, ninguna.
     Sé que lo que voy a decir es políticamente incorrecto y que algunos me tacharán de vete tú a saber qué (y probablemente será una definición muy alejada a la realidad), pero sinceramente, me pareció una patochada para llamar la atención y punto, y que no va a conseguir nada en favor de la conciliación, por mucho que sea eso lo que van diciendo, la verdad.
     A finales del año pasado mi chico consiguió un trabajo estupendo. Le encantaba (algo que no le había ocurrido con otros trabajos que ha tenido en los últimos años) y estaba muy cerca de casa. Además, no era a jornada completa, y aunque por ese motivo obviamente los ingresos en casa no eran tantos, por otro lado le permitía tener un horario estupendo para llevar y recoger al Mayor en el cole.
     Pero el año pasado se fue y se llevó con él el puesto de trabajo. Así que volvía a ser amo de casa. Lo malo, obviamente lo económico. Lo bueno, los enanos estaban atendidos.
     Afortunadamente acaban de llamarle para un nuevo trabajo, a jornada completa. Lo bueno, el lado económico, vuelven a entrar dos sueldos en casa y el sigue cotizando para el futuro. Lo malo, la conciliación.
     Coincide justo que su reincorporación a la vida laboral viene de la mano con un viaje de mis padres, así que la primera pregunta fue ¿qué hacemos con los niños?
     Salimos los dos muy pronto de casa, a horas que las calles no están puestas, así que me parece inhumano tener que sacar a los niños a esas horas (me consta que hay padres que lo hacen porque no cuentan con la ayuda de familiares y no se pueden permitir otra cosa, y yo haría lo mismo, pero en mis circunstancias, ni me lo planteo).
     Podríamos buscar ayuda ajena, pero tendría que quedarse muchas horas y el Menor estaría todo ese tiempo con una persona que no conoce. Así, de buenas a primeras, pasa de estar con la familia a estar con un extraño más de 8 horas seguidas, y sólo con esa persona. Además, la única persona que conozco de confianza para dejar al cuidado de mis hijos ni siquiera se puede quedar todas esas horas todos los días.
     La última opción es que yo me coja vacaciones para quedarme con los niños durante esa semana de "conflicto" sin abu-canguros.
     ¿Cuál creéis que ha sido la opción elegida? ¡¡¡Premio!!! Una semana de mis escasas vacaciones que me tengo que coger en febrero, cuando ni siquiera hace buen tiempo, para poder atender a mis hijos. Por si fuera poco, me pilla en una semana de bastante jaleo en el trabajo, así que me tocará trabajar desde casa.
     Así que sí, me estoy acordando, y mucho, de la Diputada que acudió con su hijo al Congreso y me está haciendo mucha gracia, sí, muchísima. Sobretodo cuando me acuerdo de que ella tiene con quién dejar a su hijo, es más, tiene donde elegir, ya que tiene una persona que se le cuida y a la que el bebé ya conoce y además tiene una guardería para el personal del Congreso que está justo al lado.
     Entonces habrá gente que me dirá que es cierto que las mujeres no podemos llevarnos a nuestros hijos al trabajo, pero que ella no lo hizo para restregárnoslo por la cara, si no para poner el problema sobre el tapete y que se hable de él para que de verdad se propongan medidas para la conciliación. Pues lo siento, pero no me lo creo. Mi opinión es que fue algo puramente demagógico y publicista, sin ninguna consecuencia real para mejorar la conciliación de la vida familiar con la vida laboral.

   Hace falta que los políticos y los empresarios entiendan que sin niños se presenta un futuro muy oscuro para nuestro país, y que los hombres se conciencien de la importancia que tiene la paternidad. Cuando sean ellos los que exijan bajas de paternidad, tan largas y compatibles con la de maternidad, cuando sean ellos los que se pidan permisos si sus hijos enferman, cuando sean ellos quienes acudan a hablar con los profesores y a las citas médicas de sus hijos, es decir, cuando sea indiferente contratar a un hombre o a una mujer pensando en si van a tener hijos en un futuro, porque ambos reaccionarán de igual forma, quizás entonces podamos hablar de establecer medidas de conciliación reales.